El súper mole poblano

*Desde el “Super Mole Belén”, un establecimiento fundado hace 68 años, se lleva a cabo  una preparación artesanal y tradicional del platillo emblema de Puebla y ajonjolí de todas las fiestas

Carolina Miranda

Puebla, Pue.- El mole poblano es el ajonjolí de todas las fiestas mexicanas, acompañado con pollo y arroz, se ha convertido en la joya de la corona de la gastronomía local.

El mole normal es molido con agua y debe prepararse el mismo día; los ingredientes locales sin conservadores ni esencias hacen que almendrado y sin ellas puedan durar hasta un año conservando su frescura.

El día comienza con la limpieza del chile, quitarle la vena y el rabo es la rutina diaria, para luego freírlo, así como el cacahuate, Posteriormente se tuesta el ajonjolí, dependiendo de la salsa.

Un trabajo que se convirtió en la convivencia familiar. Un platillo que conoce a la perfección el señor Ricardo Romero Gómez, ya que desde hace 68 años su familia se dedica a la preparación artesanal y tradicional del mole poblano.

El negocio es familiar, la historia comenzó con su padre, Don Guillermo Romero González en un local que se ubicaba en el que fuera el “Cine México” en la ciudad de Puebla; a partir de 1953 se situaron en la calle 14 poniente 703 C, como un molino abierto al público.

Además de producir mole para su venta, los poblanos trituraban los ingredientes para sus salsas y el maíz para la elaboración de los tamales, pero el ruido incesante de las máquinas hizo que el señor Gómez ponderara el valor de su oído y su salud, por lo que decidió dedicarse por completo a la preparación del guiso.

Así, “Super Mole Belén” comenzó con la elaboración del mole almendrado en 200 pesos el kilo o sin ella en 180 pesos, en polvo (con o sin almendras) en 220 pesos el kilo, el pipián verde o el pipián rojo en 180 pesos el kilo, el adobo en 200 pesos el kilo y el mole sin azúcar, grasa y tostado, pensado para las personas que padecen diabetes.

Los hijos del fundador siguieron sus pasos, aprendieron el oficio y la satisfacción de brindarle al paladar de sus clientes un alimento suculento y tradicional.

Ahora sus retoños se han integrado al negocio, no han dejado morir el legado de su abuelo, todos colaboran y comparten el amor hacia la herencia culinaria.

Y como era de esperarse ese amor se esparció a nivel nacional e internacional gracias a los envíos. Además, poblanos y turistas que conocen de la calidad del producto lo han llevado a países como España, Estados Unidos, Alemania, África, Japón, Colombia, Argentina, Chile y Ecuador.

Pero este alimento no sólo ha visitado tierras extranjeras, también se ha servido en Casa Puebla cuando el ex gobernador Mario Marín Torres era el héroe de la película. Su paladar y el de sus invitados de los eventos, probaron los años de tradición y dedicación.

Actualmente restaurantes locales que desean servir  un guisado elaborado con ingredientes naturales, que no provocan malestares estomacales, con un excelente sazón y con la receta tradicional poblana, son sus principales clientes.

A la familia le importa conservar la tradición y calidad de sus productos, por lo que no se han industrializado pero sí expandido, pues tienen otra sucursal en el Circuito Juan Pablo II número 1119, local C en la colonia Prados Agua Azul.

“Super Mole Belén” es la herencia que se vive y transmite con orgullo entre sus generaciones desde 1953 para los poblanos y aquellos que gusten del platillo que caracteriza a Puebla.

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